13 de enero de 2012

Un sueño "real"

Estaba en una sala de cine viendo una película. Se trataba de un superhéroe animado, vestía de verde como Flash, pero tenía escudo y espada como armas. Recuerdo que era la conclusión de la película. Los villanos eran dos: Uno era un viejo con piel algo verdosa y pálida, mitad rana y con una túnica. El otro era un hombre muy grande con una capa negra, él era como una sombra, como “la muerte” pero sin hoz.


Estaban en una gran laguna y hablaban de cómo matar al superhéroe. Pero el héroe estaba entre la vegetación esperando para atacar. Cuando se lanzó a atacar, el viejo grito eufórico:

- ¡Encárgate!

La gran sombra se movió fugazmente asesinando al superhéroe. No salió como lo mato, solo como cayó su cuerpo inerte entre el lodo. En ese momento, la audiencia soltó un jadeo y mis ojos estaban muy abiertos. No es normal que el héroe caiga al final. El viejo villano comenzó a reír y calmo su tono hablándole al otro.

- Ahora puedes comer.

Tal cual “el Cristo redentor” en Brasil, extendió sus brazos y la sombra corrió hacía él. Con unos dientes que daban terror, se comió un pedazo de la cabeza del anciano. El “hoyo” que le dejo comenzó a brillar destellando una luz hacía el cielo… Y en unos minutos, el anciano dejó de ser anciano; su cuerpo rejuveneció al de un chico de, tal vez, 14 años.

Ahí termino la película, cuando salí de la sala de cine no estaba sola. Mi familia estaba conmigo y dos chicas que no conocí antes. Hablamos de la película mientras volvíamos a la camioneta (?) de mi padre.

Al salir del parqueo, me inmuté a observar por la ventanilla. Lo primero que vi fue un gran camión publicitario con el anuncio de esa película. Una rana en esa pancarta llamó mi atención.


Pasamos por un puente (ojalá supiera la zona. Es uno de los que más me gusta por la pared que le precede). En la colina lejana vi una construcción en blanco… ¡Y la misma, en construcción, detrás de la pared del puente!

Basílica Montmartre (Como esta, pero más simple)

Ya era de noche. Pero por las luces de la calle se podía ver a un policía armado, sentado sobre la pared y viendo hacía la estructura en construcción. Al lado izquierdo de este, había una escalera – de seguro la que uso para subir -. Algo asombrada me volví hacía mi madre.

- ¿Él todavía sigue ahí? ¿Por qué?

Mi madre me respondió sin verme.

- Está cuidando la construcción, para que no le pase nada.
- ¿Y de quién es la otra casa?
- Del presidente (?). Esta que está en construcción va a ser una iglesia.

Me devolví para ver al policía, sentí un regocijo interno de ver que cuidaba esa construcción. Satisfacción y calma.


Sobre el camino; ya más cerca de casa, mi madre hablo con las dos chicas.

- ¿Y ustedes no pueden volver a Estados Unidos?
- No, solo la hermana de Marco puede llevarnos… Ella tiene los papeles.
- Pero… podrían hablar con su madre ¿no? – Dije yo –
- Ojalá. – Dijo la otra burlonamente. – Para ella trabajamos, no nos iremos sino terminamos el trabajo.
- ¿Cuánto les falta para terminar? – Dije interesada –
- No preguntes. – Me calló la otra, ella estaba triste. –

El semblante de ellas dos nos prestó a un silencio. De alguna forma yo sabía que no era posible recurrir a nadie por ellas. En mi interior sentía que Marco era el único que no sabía de ellas dos. Nada de cómo llegaron o que estaban haciendo.

El carro ya iba justo enfrente del colegio cerca de casa. Levanté la vista al segundo piso y había una luz encendida. Mi padre disminuyó la velocidad y busque a mi amigo con los ojos. Quería encontrarlo para saber si estaba bien… Saber lo que me dijeron ellas dos aumento mi preocupación por él. Vi melancólicamente esa habitación con la luz encendida.


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