Estaba en una sala de cine viendo una película. Se trataba de un superhéroe animado, vestía de verde como Flash, pero tenía escudo y espada como armas. Recuerdo que era la conclusión de la película. Los villanos eran dos: Uno era un viejo con piel algo verdosa y pálida, mitad rana y con una túnica. El otro era un hombre muy grande con una capa negra, él era como una sombra, como “la muerte” pero sin hoz.
Estaban en
una gran laguna y hablaban de cómo matar al superhéroe. Pero el héroe estaba
entre la vegetación esperando para atacar. Cuando se lanzó a atacar, el viejo
grito eufórico:
- ¡Encárgate!
La gran
sombra se movió fugazmente asesinando al superhéroe. No salió como lo mato,
solo como cayó su cuerpo inerte entre el lodo. En ese momento, la audiencia
soltó un jadeo y mis ojos estaban muy abiertos. No es normal que el héroe caiga
al final. El viejo villano comenzó a reír y calmo su tono hablándole al otro.
- Ahora
puedes comer.
Tal cual “el
Cristo redentor” en Brasil, extendió sus brazos y la sombra corrió hacía él.
Con unos dientes que daban terror, se comió un pedazo de la cabeza del anciano.
El “hoyo” que le dejo comenzó a brillar destellando una luz hacía el cielo… Y
en unos minutos, el anciano dejó de ser anciano; su cuerpo rejuveneció al de un
chico de, tal vez, 14 años.
Ahí termino
la película, cuando salí de la sala de cine no estaba sola. Mi familia estaba
conmigo y dos chicas que no conocí antes. Hablamos de la película mientras
volvíamos a la camioneta (?) de mi padre.
Al salir del
parqueo, me inmuté a observar por la ventanilla. Lo primero que vi fue un gran
camión publicitario con el anuncio de esa película. Una rana en esa pancarta
llamó mi atención.
Pasamos por
un puente (ojalá supiera la zona. Es uno de los que más me gusta por la pared
que le precede). En la colina lejana vi una construcción en blanco… ¡Y la
misma, en construcción, detrás de la pared del puente!
Basílica Montmartre
(Como esta, pero más simple)
Ya era de
noche. Pero por las luces de la calle se podía ver a un policía armado, sentado
sobre la pared y viendo hacía la estructura en construcción. Al lado izquierdo
de este, había una escalera – de seguro la que uso para subir -. Algo asombrada
me volví hacía mi madre.
- ¿Él
todavía sigue ahí? ¿Por qué?
Mi madre me
respondió sin verme.
- Está
cuidando la construcción, para que no le pase nada.
- ¿Y de
quién es la otra casa?
- Del
presidente (?). Esta que está en construcción va a ser una iglesia.
Me devolví
para ver al policía, sentí un regocijo interno de ver que cuidaba esa
construcción. Satisfacción y calma.
Sobre el
camino; ya más cerca de casa, mi madre hablo con las dos chicas.
- ¿Y ustedes
no pueden volver a Estados Unidos?
- No, solo
la hermana de Marco puede llevarnos… Ella tiene los papeles.
- Pero…
podrían hablar con su madre ¿no? – Dije yo –
- Ojalá. –
Dijo la otra burlonamente. – Para ella trabajamos, no nos iremos sino
terminamos el trabajo.
- ¿Cuánto les
falta para terminar? – Dije interesada –
- No
preguntes. – Me calló la otra, ella estaba triste. –
El semblante
de ellas dos nos prestó a un silencio. De alguna forma yo sabía que no era
posible recurrir a nadie por ellas. En mi interior sentía que Marco era el
único que no sabía de ellas dos. Nada de cómo llegaron o que estaban haciendo.
El carro ya iba justo enfrente del colegio cerca de casa. Levanté la vista al segundo piso y había una luz encendida. Mi padre disminuyó la velocidad y busque a mi amigo con los ojos. Quería encontrarlo para saber si estaba bien… Saber lo que me dijeron ellas dos aumento mi preocupación por él. Vi melancólicamente esa habitación con la luz encendida.